Vivimos
en una sociedad en la que el tiempo es algo que siempre nos preocupa. Porque
pasa rápido, o porque pasa despacio, porque es mucho o poco. Pero pocas veces
estamos contentos con él. Siempre queremos más o que pase rápido.
Pero lo que sí que sabemos todos es que el
tiempo es algo efímero, que pasa y no se recupera. Que podemos perderlo o
intentar aprovecharlo al máximo, sacando partido a cada pequeño instante. Pero
eso en nuestro día a día muchas veces no somos conscientes de ello y solo
vivimos y punto, haciendo las cosas que son rutinarias.
Pongamos
el ejemplo de 1 min, 60 segundos. Puede
ser un espacio de tiempo muy pequeño en algunas ocasiones, pero en tan solo un
minuto podemos hacer cosas que cambien nuestra vida.
En un
minuto podemos abrir una puerta, hacer una llamada, recibir una mala noticia, o
una buena claro, romper algo que tenga mucho valor para nosotros y encontrar
algo que ya no recordábamos. Podemos hacer una fotografía que en otro minuto
suelto podamos volver a ver y recordar algo maravilloso.
Pero
como todo en el tiempo… tiene sus cosas contradictorias, a veces necesitamos la
suma de varios minutos para lograr otros objetivos. No podemos hacer un viaje largo en un minuto, ni realizar una
comida elaborada o ver nuestra película favorita, ni tampoco mantener una buena conversación.
En definitiva,
muchas veces no valoramos el tiempo que está pasando ante nosotros sin hacer
nada para aprovecharlo al máximo, aunque como todo tiene sus contradicciones. En
ocasiones es lo que tenemos que hacer, dejar pasar el tiempo para obtener los
resultados que queremos. Lo que esta claro es que el tiempo esta en nuestra manos, y nosotros decidimos.
Por lo
que simplemente diré… CARPE DIEM